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Nuevas reglas al conducir en Florida: Migrantes evitan portar su uniforme de trabajo y no escuchan música en español

El gobernador de Florida, Ron DeSantis, habla durante una conferencia de prensa frente a pósters de personas arrestadas por las fuerzas del orden. DeSantis se refirió a la Operación Marea, una iniciativa multiagencia de control migratorio que, según afirman, resultó en más de 1,100 arrestos en una sola semana en dicho Estado.
Joe Raedle/Getty Images
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Getty Images North America
El gobernador de Florida, Ron DeSantis, habla durante una conferencia de prensa frente a pósters de personas arrestadas por las fuerzas del orden. DeSantis se refirió a la Operación Marea, una iniciativa multiagencia de control migratorio que, según afirman, resultó en más de 1,100 arrestos en una sola semana en dicho Estado.

Lee esta noticia en inglés.


Afuera de una iglesia evangélica en la orilla de Tampa, Florida, media docena de familias inmigrantes esperan bajo el sofocante calor del domingo. Los hombres visten camisas brillantes y coloridas, mientras que las mujeres llevan ropa tradicional guatemalteca bordada. El servicio religioso ha terminado, pero nadie corre a sus autos. En cambio, esperan que los lleven a casa.

La razón es simple: el miedo.

Desde que Florida concedió a los agentes de la patrulla de carreteras la autoridad para detener a los conductores en función de su situación migratoria durante los controles de tráfico rutinarios, ponerse al volante se ha convertido en un riesgo calculado para muchos inmigrantes en todo el estado.

Cada viaje —al trabajo, a la iglesia, al supermercado— ahora conlleva la posibilidad de ser detenido, independientemente de su estatus migratorio.

Esto ha dado lugar a nuevas reglas de tránsito no escritas.

Regla 1: no se permiten banderas extranjeras ni pegatinas (stickers) o anuncios en español en el vehículo.

"Cuando las empresas tienen anuncios en español, ya sabes, son un blanco fácil", dice Ashley Ambrocio, de 19 años. Ella es ciudadana estadounidense y hoy traslada a feligreses.

Regla 2: Intenta viajar con personas que conozcas y en quienes confíes. También deben ser personas que estén legalmente en el país.

Ambrocio pasa a la Regla 3: nada de música en español. "Si van a conducir al trabajo, pongan la radio en inglés", aconseja. "Música en inglés. Algo de música country, para que no se den cuenta de que hay un auto donde se habla español".

El padre de Ambrocio, pastor de esta iglesia, fue deportado recientemente a Guatemala, después de 30 años viviendo en los Estados Unidos. No tenía antecedentes penales.

Su hija dice que todos aquí, sin importar su estatus migratorio, están nerviosos. Los que están afuera de la iglesia admiten conocer a alguien que fue detenido recientemente por la Patrulla de Caminos de Florida y ahora enfrentan la deportación.

María, otra feligresa, quien pidió que no se revelara su apellido porque su hermano fue detenido recientemente y teme represalias, comparte un par de reglas más. Regla 3: No conduzcan camionetas blancas de carga como las que suelen usar los trabajadores, porque, según ella, las han estado deteniendo con frecuencia.

Eso nos lleva a la Regla 4 no oficial: No uses tu uniforme ni gorra de trabajo en el auto. No des a entender que vas camino a tu trabajo de limpieza, jardinería o construcción.

Pero, añade, esas precauciones no son suficientes para que la gente vaya a trabajar. María es dueña de una empresa de construcción y cuenta que muchos inmigrantes simplemente tienen demasiado miedo de conducir. Justo esta mañana recibió una llamada: una de las obras donde opera su empresa está completamente paralizada. "Más de 30 personas no se presentaron", comenta. "Hazme el favor".

Una demanda interpuesta en relación con las recientes redadas del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas en Los Ángeles impugna lo que, según abogados de derechos humanos, son arrestos y detenciones por motivos raciales por parte de agentes federales en lugares de trabajo y durante controles de tránsito.

Entre los demandantes se encuentran jornaleros y otras personas que fueron detenidas en paradas de autobús mientras se dirigían a su trabajo o regresaban a casa.

Adam Isaacson, de la organización sin fines de lucro de derechos humanos Washington Office on Latin America, cree que la administración Trump está intentando normalizar el tipo de control que se ha visto desde hace tiempo en comunidades fronterizas. "Es un objetivo claro de esta administración: extender la vigilancia fronteriza de la inmigración indocumentada a todo el país".

Isaacson señala como prueba la enorme cantidad de personal que ahora se dedica a la aplicación de la ley migratoria.

"Si sumamos todas las jurisdicciones que delegan a las fuerzas del orden locales, los lugares donde la Guardia Nacional y el ejército ahora desempeñan un papel de apoyo, y todas las agencias policiales regulares, desde la DEA hasta el IRS, que se encargan de esto, estamos hablando de cerca de 100 mil personas que podrían desplegarse en todo el país", estima.

NPR contactó al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas y a la Policía de Caminos de Florida varias veces para solicitar comentarios sobre sus criterios para las detenciones de tráfico, y no recibió respuesta.

Isaacson afirma que las limitaciones a la movilidad en las comunidades inmigrantes tendrán un efecto dominó en la economía nacional. "El resultado es que, si la gente no puede comprar, si la gente no puede trabajar… todo eso drena el dinero de la economía".

Si viajar localmente se está volviendo complicado para los inmigrantes, viajar entre estados se ha vuelto aún más complicado.

En un tren de Amtrak de Nueva York con destino al sur de Florida, un inmigrante colombiano cuenta que hace dos años obtuvo su libertad condicional en los Estados Unidos.

En otras palabras, se le concedió la admisión temporal, a la espera de una audiencia judicial. Al llegar, vivió en un albergue para migrantes en Nueva York. Luego, obtuvo un permiso de trabajo y logró encontrar empleo en una granja a las afueras de Orlando.

Sus citas en el tribunal de inmigración son en Manhattan, ya que ese fue su primer lugar de residencia en los Estados Unidos.

Él pidió que usáramos solamente la primera letra de su nombre, S, porque tiene miedo de ser acosado a pesar de que tiene estatus legal en los Estados Unidos. Es por eso que está haciendo un viaje en tren de 22 horas en lugar de un vuelo de tres horas: le preocupa que aún pueda ser detenido por funcionarios de inmigración.

"Me siento más cómodo en el tren, aquí nadie te molesta", explica. No es la primera vez que hace un viaje largo en tren. "Llegué a los Estados Unidos en el techo de un tren de carga", recuerda. "Llegué hasta México." Pero en Amtrak, bromea, "esto es diferente: te dan un asiento y no tienes que aferrarte al techo de un vagón de carga".

Si tiene comentarios sobre el tema de inmigración, puede comunicarse con nuestra línea de sugerencias en WhatsApp y Signal: 202-713-6697 o con la reportera Jasmine Garsd: jgarsd@npr.org


Esta nota fue traducida por Texas Public Radio con apoyo de Gabriela Olivares, e Yvette Benavides, para NPR y The Texas Newsroom.

Copyright 2025 NPR

Jasmine Garsd